LA VOZ DE GALICIA 9 feb 2022 . Actualizado a las 22:45 h
Los residuos pusieron en jaque el suministro de agua en Santiago en septiembre
Al anochecer del jueves 9 de septiembre, la balsa de purín de una granja de vacuno situada en Vilar (Trazo) comenzaba a verter hacia el maizal anexo. Pasaron horas hasta que se descubriese aquel vertido, que pasó de la finca al regato Portaferreiros y de allí al río Tambre en que desemboca, poniendo en jaque un par de días más tarde el suministro de agua potable a los municipios de Santiago, Ames y Brión, por su proximidad a la captación. Fueron 200.000 litros de purín los que contaminaron el cauce fluvial, según cálculos hechos públicos entonces por la Administración autonómica.
Cinco meses después, es el juzgado quien investiga aquel importante vertido contaminante. Fuentes de la Guardia Civil confirmaban ayer que las diligencias incoadas en su día están en la actualidad judicializadas, y corresponde ya al juzgado tomar una decisión sobre el asunto. De hecho, el expediente administrativo que Augas de Galicia abrió en su momento está paralizado hasta que se resuelva el procedimiento iniciado por las fuerzas y cuerpos de seguridad.
Fuerte sanción
En función del resultado de la actuación judicial, la Administración autonómica podrá retomar el expediente. Desde Augas de Galicia habían manifestado en septiembre que en un caso de esta gravedad, la sanción podría alcanzar los 300.000 euros.
Porque aunque el ganadero afectado colaboró en todo momento para intentar reducir las consecuencias del vertido, los daños ecológicos fueron evidentes. La propia directora de Augas de Galicia, Teresa Gutiérrez, calificaba entonces de «brutal» el daño causado al regato Portaferreiros: «Si hubiera tenido vida piscícola, probablemente hubiera muerto. Fue incluso capaz de alterar las condiciones del río Tambre», exponía Gutiérrez para subrayar la trascendencia de aquella actuación en la que la ubicación próxima del maizal fue providencial para evitar que la parte sólida del purín llegase al río.
Junto a las consecuencias ambientales, el vertido supuso además importantes costes económicos. El bombeo de agua del río Tambre a Santiago se interrumpió por seguridad durante varias horas, y la concesionaria del servicio municipal de aguas llegó a disponer de camiones cisterna para abastecer a varios barrios de la ciudad a últimas horas de la tarde del sábado 11 de septiembre. Por su parte, la Xunta desplegó un importante contingente de operarios en la zona de Trazo para retirar en el menor plazo posible todo el purín que aún permanecía en el regato y en el maizal, trasladándolo en bañeras a una planta en la provincia de Lugo.
Augas de Galicia paralizó durante una semana todos sus trabajos ordinarios para concentrar en la zona al personal de la empresa contratada, que contó en los primeros días con la importante colaboración de ganaderos de la zona. La frecuencia de los análisis se incrementó hasta que los índices volvieron a la normalidad. Son una serie de gastos que podrían cargársele al titular de la explotación, que colaboró con las autoridades tras descubrirse el vertido.
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